El Twin Otter es pequeño y escojo un asiento cerca a la cabina de mando la cual está, por cierto, comunicada directamente con el resto del avión. No sé si es el frío, la tenue luz, el constante ruido del motor o la expectativa, pero todos estamos en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. En qué piensan los demás?
Empezamos a volar sobre el océano. Es un océano congelado. Grandes pedazos de hielo gris azulado se vislumbran en la superficie del agua, interrumpidos frecuentemente por grietas o canales. Ante mis ojos los patrones de las grietas son llamativos e intento fotografiarlos, pero la ventana del twin otter se empaña amenudo y la luz no es suficiente. Minhue toma fotos y las grietas siguen pasando bajo mi vista.
Son cerca de dos horas de viaje. Afuera hay cada vez más luz. Y la luz se refleja en el hielo blanco. Más aun, la luz es suficiente para que yo me distraiga escribiendo algunas palabras. Todos seguimos en silencio; nos hablamos esporádicamente al oído para intercambiar comentarios por encima del ruido del motor... esos comentarios de sorpresa e impresión que no pueden esperar hasta más tarde.
Al cabo de un rato empezamos a volar más bajo. La calefacción del avión ya ha calentado casi toda la cabina y varios nos hemos quitado los guantes y sombreros. Entonces Jody señala un punto cerca al horizonte y me dice al oído: el barco! Y mientras paso la voz al resto de pasajeros lo veo acercarse: el CCGS Amundsen; rojo y blanco; estático; incrustado en la superficie del hielo. Un grupo de puntos negros, parte de la tripulación, nos saluda al pasar. Mientras nos elevamos de nuevo me empiezo a llenar de una difusa alegría. Pienso que los pilotos nos están mostrando el lugar y para confirmarlo me parece escuchar a Jody diciendo que a veces los pilotos hacen “vuelos de cortesía”; me acerco a Min para contarle.
En ese momento el avión gira y desciende nuevamente hacia el barco, esta vez como si fuera a aterrizar. Aterrizar?! ... No que íbamos a Sachs Harbor a tomar un helicóptero? ... Y entonces, antes que mi mente se deshaga de esa idea preconcebida y acepte la nueva situación, el twin otter se pone de frente a una pista de aterrizaje marcada en el hielo, toca la superficie y rápidamente se detiene.
Mi mente es demasiado lenta para abarcar la situación. Acabamos de aterrizar en la superficie de un océano congelado.
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