Thursday, January 24, 2008

Cabina


Cabina
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El Twin Otter es pequeño y escojo un asiento cerca a la cabina de mando la cual está, por cierto, comunicada directamente con el resto del avión. No sé si es el frío, la tenue luz, el constante ruido del motor o la expectativa, pero todos estamos en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. En qué piensan los demás?

Empezamos a volar sobre el océano. Es un océano congelado. Grandes pedazos de hielo gris azulado se vislumbran en la superficie del agua, interrumpidos frecuentemente por grietas o canales. Ante mis ojos los patrones de las grietas son llamativos e intento fotografiarlos, pero la ventana del twin otter se empaña amenudo y la luz no es suficiente. Minhue toma fotos y las grietas siguen pasando bajo mi vista.

Son cerca de dos horas de viaje. Afuera hay cada vez más luz. Y la luz se refleja en el hielo blanco. Más aun, la luz es suficiente para que yo me distraiga escribiendo algunas palabras. Todos seguimos en silencio; nos hablamos esporádicamente al oído para intercambiar comentarios por encima del ruido del motor... esos comentarios de sorpresa e impresión que no pueden esperar hasta más tarde.

Al cabo de un rato empezamos a volar más bajo. La calefacción del avión ya ha calentado casi toda la cabina y varios nos hemos quitado los guantes y sombreros. Entonces Jody señala un punto cerca al horizonte y me dice al oído: el barco! Y mientras paso la voz al resto de pasajeros lo veo acercarse: el CCGS Amundsen; rojo y blanco; estático; incrustado en la superficie del hielo. Un grupo de puntos negros, parte de la tripulación, nos saluda al pasar. Mientras nos elevamos de nuevo me empiezo a llenar de una difusa alegría. Pienso que los pilotos nos están mostrando el lugar y para confirmarlo me parece escuchar a Jody diciendo que a veces los pilotos hacen “vuelos de cortesía”; me acerco a Min para contarle.

En ese momento el avión gira y desciende nuevamente hacia el barco, esta vez como si fuera a aterrizar. Aterrizar?! ... No que íbamos a Sachs Harbor a tomar un helicóptero? ... Y entonces, antes que mi mente se deshaga de esa idea preconcebida y acepte la nueva situación, el twin otter se pone de frente a una pista de aterrizaje marcada en el hielo, toca la superficie y rápidamente se detiene.

Mi mente es demasiado lenta para abarcar la situación. Acabamos de aterrizar en la superficie de un océano congelado.

Friday, January 18, 2008

Fruta fresca y el Twin Otter


Boarding the Twin Otter
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La idea inicial era volar en Twin Otter desde Inuvik hasta Sachs Harbor y desde allí tomar un helicóptero hasta el barco. Sin embargo, los pilotos de helicóptero decidieron hacer cambio de tripulación, lo que dificultaba tomar un solo vuelo ya que el Twin Otter tiene una capacidad muy limitada de peso y sumar tres pasajeros era imposible a menos que se redujera el equipaje. Y por supuesto, nadie quería dejar atrás su equipaje.

Finalmente, se decidió hacer dos vuelos de Twin Otter... aprovechando el segundo para traer en el espacio libre comida fresca para el barco: frutas y verduras frescas son un lujo que un barco navegando en el Ártico pocas veces se puede permitir. Hay que decir, sin embargo, que tal decisión arruinó el plan que Eric (mi compañero de laboratorio) nos había recomendado poner en práctica: llenar cualquier espacio libre de nuestras maletas con fruta fresca y luego subastarla en el barco a cambio de unas bebidas en el bar.

A las 10 de la mañana llegamos al aeropuerto, donde los pilotos del Twin Otter pesaron cuidadosamente el equipaje y nos indicaron la vía hacia el lugar de la pista donde el pequeño avión de hélice estaba listo para salir.

Thursday, January 17, 2008

Inuvik y la oscuridad

"

View from our room
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Darkness, darkness, be my blanket, cover me with the endless night
Take away this pain of knowing"

Darkness Darkness - Robert Plant

De Inuvik me quedaron dos recuerdos: la blancura del día y la oscuridad de la noche.

- Jueves, Enero 10 -

Hoy salimos para el Amundsen: el rompehielos de la Guardia Costera Canadiense que nos albergará por tres semanas. Me levanto temprano a desayunar en el hotel; afuera es de noche y estoy contenta. Por casualidad escucho la palabra “Amundsen” en la mesa de al lado: son los pilotos y el téncnico del helicóptero del barco y uno de los estudiantes canadienses que viajan con nosotros. Antes de salir doy una última vuelta por el pueblo, que según lo que me cuentan, en los últimos años ha crecido notoria y rápidamente (tal vez demasiado rápido) debido a las exploraciones de petróleo.
Mientras camino en la oscuridad, los carros pasan a mi lado conduciendo rápidamente en la nieve.

En la vía hacia el aeropuerto la oscuridad es casi total, con excepción de las luces del taxi que nos lleva. Dicen que solo en la oscuridad podemos ver la luz, y así me siento por un momento; la oscuridad que nos rodea es un espacio infinito para ver nuestra propia luz.

Entonces el taxista nos comenta con cierta tristeza cómo los inviernos cada vez son más cálidos, con menos nieve, con menos hielo. Nos pregunta si vamos a estudiar ese problema, quizás albergando la esperanza que estudiar el problema lleve a una solución. Pero... qué pasa si se descubre que ya no hay vuelta atrás? ... qué pasa si nuestra generación es la última en ver el hielo en el Ártico?

“Espero que no sea demasiado tarde” dice el taxista.
“Nunca es 'demasiado' tarde” dice Jody. “Pero 'sí' es tarde”.

Ante esas palabras la oscuridad a mi alrededor se torna triste.

Wednesday, January 16, 2008

Estatua II


Estatua II
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Círculo Polar

Estoy en Inuvik. He cruzado nuevamente el Círculo Polar Ártico.
Lo sé porque el día dura apenas unas horas; porque todo es nieve alrededor; porque siento el frío penetrando las varias capas de ropa que llevo puestas.

Camino y mientras la nieve cruje bajo mis pies, pienso en el sonido de las botas en la nieve -squik, squik- el aire frío en mis pulmones, mis manos que se congelan al tomar una foto, siento que el vello al interior de mi nariz también se congela y Min tiene escarcha en las pestañas. Mis sentidos están despiertos. Todo es nieve alrededor.

Sunday, January 13, 2008

LUZ


ala con neblina
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Miércoles, Enero 9
Hacia el Norte

Salimos de Calgary a las 6 de la mañana, en medio de la oscuridad.
Durante nuestra corta escala en Edmonton una delgada línea de luz rojiza nos acompaña en el horizonte.
De Edmonton despegamos al amanecer, cuya luz azulada daba un tono gris plomo a la nieve y el hielo. Todo se veía gris, excepto los diminutos árboles luchando contra la inclemencia del clima, pinceladas negras en un fondo azulado.

Un par de horas de viaje y cuando llegamos a Inuvik, el blanco se ha apoderado del paisaje. Blanco; blanco; blanco. Sorpresivamente algunos árboles, muy pequeños, todavía sobreviven a estas latitudes.

White


Y también cuervos. Negro sobre blanco.

Wednesday, January 09, 2008

Boarding the plane


Boarding the plane
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Con un viaje hasta ahora lleno de imprevistos, que incluyeron empapelar nuestra habitación con cinta de seguridad, comprar dos veces los tiquetes y visitar cuanto cajero automático se me cruzara en el camino, llegamos a Inuvik.

De Seattle salimos el martes por la noche en un pequeño avión de Jazz Air Canada, donde Min y yo despertamos más de una condescendiente sonrisa en experimentados pasajeros al reir como niñas, tomar fotos y escribir en nuestros diarios.

En Calgary pasamos la noche en un hotel cruzando la calle frente al aeropuerto... donde temporalmente decoramos el interior de una de las habitaciones con tiras de cinta de seguridad ya que ... adivinen el experimento de quién necesita pequeñas varillas de acero inoxidable que resultan sospechosas en los aeropuertos?...

Al llegar a Calgary notamos que el departamento de seguridad había abierto la pequeña nevera de viaje donde llevamos las cosas de laboratorio (rompiendo nuestro propio sello) y la había vuelto a cerrar con cinta de seguridad, toda llena de escudos oficiales. Ahora bien, teníamos que saber si el contenido de la nevera estaba bien pero no teníamos más cinta para sellarla de nuevo. Así que quitamos con cuidado la cinta oficial, la pegamos de las paredes para que no se arrugara (esa noche aprovechamos para colocar una parte de las cosas en el congelador) y la volvimos a usar a la mañana siguiente dejando la nevera lista para la siguiente etapa en el viaje: Calgary - Inuvik.