Otoño:
hay hojas en el suelo,
y también volando.
El viento las empuja:
forman remolinos, se acercan,
se abrazan contra un cielo gris de plomo.
Pero el viento se va,
y ellas caen, perdidas.
Ahora sólo recuerdan su breve paso por el aire.
Parecen corazones,
que a pesar de su soledad,
sonríen.
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