Tras siete años de doctorado la vida se me presenta como un riachuelo que repentinamente deja su curso y se abre al estuario. Después del estuario, irremediablemente, el océano.
Hace unos meses creí saber el rumbo. Ahora que -por problemas externos- mis planes fallaron, otra vez siento que debo decidir. Las dudas me atacan. El estuario se acerca. El agua me empuja hacia adelante. Me agarro con ambas manos a las orillas pero las orillas son de arena. La gente me grita, como gaviotas. [Qué vas a hacer?] [Qué vas a hacer?]
Llena de ingenuidad pido tiempo para pensar. Un alto en el camino para encontrar el rumbo. Como si el tiempo fuera algo estático donde sentarme tranquilamente a evaluar posibilidades. Pero el tiempo es movimiento.
Mi orgullo se resiste, pero sólo queda dejarme arrastrar. El miedo me paraliza. Escribo mientras tanto.
Friday, September 27, 2013
Rumbos
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